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MI MAYOR REGALO

   Ya son cinco meses, semana 22, vamos por la mitad. Según el programa que descargue en mi teléfono mi bebé esta del tamaño de un pepino. Estar embarazada es la bendición más grande que he recibido. Ver mi barriga crecer cada día es increíble. Dentro de mi hay un ser hecho con amor que llenará nuestras vidas de alegría. Definitivamente  ¡ Lo mejor esta por venir!.   Debo confesar que ya empezaba a desesperarme por no quedar embarazada, tiempo intentándolo y nada . Veía mi calendario, mi edad, algunas madres ya criando a sus hijos y nada que sucedía. Nunca perdí la esperanza, me imaginaba haciéndome pruebas de embarazo y deseando que su resultado fuera positivo, por cierto que nunca me había practicado una, soy de las que planifico todo y esto no debía ser la excepción, pero igual la vida me dio la sorpresa, porque cuando decidí estar tranquila sin pensar tanto en esa idea, llego ese retraso de siete días y con el la confirmación de estar embarazada.   Recuerdo cuando le dij

DIÁSPORA DE LA SALUD

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Fui al ginecólogo, me hizo la citología, me indico hacerme una mamografía, luego toco la densitometría ósea, le siguió una visita al oftalmólogo; esto de tener miopía y  astigmatismo  no es fácil, es más, debí operarme, pero ni modo. Le tocaba el turno al odontólogo para dejar al día mis dientes.  Pensé en hacer una cita con algún psicólogo, pero no fue necesario,  nada como una buena comunicación entre familia, sentir su apoyo y estar clara de la decisión.  Continué repasando la agenda para ver que faltaba, debía tener todo listo antes de que se acercara la fecha de partir al nuevo destino.   Hace más de un año, todos esos exámenes, medicinas y visitas a los especialistas costaban mucho en Venezuela, pero no tanto como ahora, ni tanto como pueden ser los precios en otro país, al menos donde emigraría, en este caso los Estados Unidos.  Justo en el costo de la salud en mi país quiero hacer un paréntesis, una situación que mantiene a muchos bajo estrés y que lamentablemente pasan

TRABAJAR Y EMPRENDER LEJOS DE TU TIERRA

     Saludos a todos mis lectores, esta publicación tiene un tema central, pero justo antes de abordarlo quiero dedicar al menos dos párrafos sobre la situación actual de Venezuela, y de ella hablaré el resto de mi vida, donde quiera que esté, aun cuando sepa que es libre, porque así será.   Llevo el tricolor en las venas, en el corazón, en mis pensamientos, me duelen sus muertos, me duele la indiferencia de muchos, rechazo la violencia entre hermanos, repudio a cada funcionario que amparado por ese nefasto gobierno comete los más bajos y despreciables hechos de represión, agresión, asesinato. Señalo a quienes todavía respaldan a un gobierno que permite y es incapaz de controlar el caos en que se ha convertido cada estado del país. ¡No sean cómplices! ¡Ya basta! la vida se encargará de cobrárselos.  No entiendo cómo pueden seguir apoyando a un régimen lleno de mentiras, donde sus objetivos y metas los logran con amenazas, con armas. Por cierto, cada día dejan al descubierto su verdad

¡PRONTO SERÁS LIBRE!

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   Tenía tiempo que no escribía por esta vía, a veces la rutina diaria en este país no te lo permite, tanto trabajar que cuando tienes un rato libre prefieres aprovecharlo de otra manera. La verdad ya había empezado a redactar otra cosa distinta, pero me detuve y le di sin parar a la tecla para borrar todo, quizás en otra ocasión lo publique puesto que servirá para quienes me han preguntado acerca de mi experiencia en este país, por cierto, ya casi cumplo un año fuera de Venezuela.    Resulta que estas líneas no pueden ser sobre otra cosa, cada pensamiento, cada punto y coma, están relacionados a lo que ocurre en este momento en el país donde nací, donde me desarrollé, donde recibí una educación privilegiada, un país del que me despedí con profunda tristeza, pero al que deseo ver nuevamente de cerca y en libertad.    A veces me digo a misma ¡Deja de ver las redes sociales! ¡Deja de ver las noticias! por un tema de salud y cuestión de estrés. Pero no puedo, porque siento la

¿Las Fechas Especiales también emigran?

   Siempre creí que en una cena de noche buena el menú ideal sería hallaca, pan de jamón, pernil, ensalada de gallina y de postre una fabulosa torta negra . Pensé por muchos años que sin ese menú nada sería perfecto, que no disfrutaría el momento y que sería triste despedir ese día número 365. Sin embargo, les confieso que me equivoqué.  Esa noche del 31 de diciembre de 2016, nuestra cena fue parrilla. Así como lo leen, una rica parrilla con yuca, pico de gallo y una divina guasacaca. Fue distinto, tanto que me sentí extraña viendo ese panorama, pero a la vez feliz de compartir con gente amiga, divertida, en familia.   No había torta negra, pero sí un rico pie de manzana, panettone y hasta torta de chocolate. Las uvas no faltaron, lucieron en unas lindas copas de plástico. En años anteriores, estando en Venezuela, había tocado sustituir la uva por la mandarina y al parecer este año ni siquiera esa última fruta pudo estar en muchos hogares de mi país.   Creí que en esas horas