SOY LA MAMÁ DE IZAN
SOY LA MAMÁ DE IZAN
Hola, tenía tiempo sin escribir, en estos últimos
meses mi atención ha estado enfocada en un pequeño ser que se adueñó de mi
vida, de cada pensamiento y de mi corazón entero, mi hijo. El pasado 2 de marzo
Dios nos premió con esta bendición de ver crecer a la familia, tuve la dicha de
parir a Izan Adrián. Un niño deseado y muy esperado.
Una amiga me dijo recién nació mi bebé, que a
partir de ese momento era la mamá de Izan, ella ya se había convertido en la
mamá de MIA. Cuando escuché esas palabras entendí que para toda la vida con
orgullo diré: SOY LA MAMÁ DE IZAN, no habrá otra presentación más bella que esa
¿Qué si mi nombre queda a un lado? ¡No importa! Nunca dejaré de ser quien soy,
pero si sumé a mi vida el título más hermoso que existe, el de madre.
Mi compromiso de escribir para compartir mis
experiencias como emigrante, que fue la idea central de crear este blog, sigue
intacto, así que tranquilos, escribiré para todos, y quien desee invertir unos
minutos leyendo, gracias, seguro de algo les servirá, quizás algo compartirán.
En este artículo quiero detallar mi experiencia de
embarazo en este país, lo que representa cada servicio de salud, la atención
recibida antes, durante y después del parto, las preguntas e incertidumbre que
tenía desde que vi esa rayita en la prueba de embarazo que marcó un antes y un
después en mi vida.
Las 34 semanas
Cuando el doctor primario me confirma que estaba
embarazada, empecé a averiguar todo, y la primera información que llegó era que
me registrara en El Programa Especial de Nutrición Suplementaria para Mujeres,
Infantes y Niños (WIC), tenía ciertas dudas, pero mi caso aplicaba, así que
busque la sede de WIC más cercana y me registre. Este programa proporciona
alimentos complementarios, ofrece atención medica referencial, educación
nutricional para mujeres embarazadas, lactantes y no lactantes, y para bebes y
niños de hasta cinco años.
Leche líquida, huevos, pan, diez dólares entre
frutas y vegetales, mantequilla de maní, cereal, yogurt, son los alimentos que
le entregan mensualmente y de forma gratuita a las embarazadas inscritas en WIC
para que gocen de una buena alimentación. Una vez nace el bebé la madre lo
registra y tanto ella como él reciben beneficios. Este programa es de gran ayuda,
funciona con orden y la orientación recibida es de gran utilidad.
Para el momento de estar embarazada ya contaba con
un seguro, cosa que aquí es obligatorio. Entonces busqué mi primera cita con el
obstetra, esto lo hice al azar, no hubo quien me recomendara uno, me fui por la
lista de los especialistas más cercanos a la zona donde vivo, hice un par de
llamadas y me decidí por uno que hablara en español. La elección fue buena,
gracias a Dios quedé satisfecha con el doctor, me controló todo el embarazo y
me explicó que aquí no era igual que mi país, las ecografías las haría en cada
trimestre y que todas las mujeres son candidatas al parto natural, en la semana
35 evalúan y si es necesario programan cesárea, de lo contrario puedes pasar más
de 24 horas en labores de parto.
Hay momentos en que las recomendaciones y consejos
de terceros se convierten en salvadoras. La secretaria del consultorio del
doctor nos dijo que cambiáramos el plan que teníamos del seguro, debido a que
ese no nos cubriría casi nada para el momento del parto. Entonces así lo
hicimos, cambiamos de plan y por un parto que costó más de 22 mil dólares
terminé pagando $1.014. Sí, la salud es cara en este país y ya lo había dicho
en artículos anteriores, pero jamás pensé que parir costara tanto.
El doctor atendería mi parto en el Winnie Palmer Hospital For Woman and Babies,
tuvimos que registrarnos y acudir al recorrido pautado para conocer las
instalaciones y recibir toda la inducción para cuando se diera el momento. El 2
de marzo, pasadas las dos de la madrugada, empezaron los síntomas que darían la
alerta para irnos al hospital, las esperadas contracciones llegaron, todo fue
rápido, estando en el Winnie Palmer
seguimos los protocolos, excepto que terminé pariendo en los espacios de
emergencia, no hubo chance de subir a quirófano y en dos pujadas nació Izan en
la semana 34.
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Al fondo el hospital donde nació Izan |
Por ser un bebé prematuro, Izan estuvo dos semanas
en el área de NICU. Allí lo trataron como un príncipe. El grupo de enfermeras
siempre con una sonrisa, aunque algunas no entendían mi español, hacían todo lo
necesario para comunicarse y darme un reporte diario. Verdaderamente es un
trabajo hermoso el que hacen en ese lugar, tienen una mística increíble. Podía
entrar en esa zona las veces que quisiera para ver a mi bebé, le daban todo,
sus pañales, ropa, cremitas, la formula y la leche materna que me extraían para
él. Recibí de manera personalizada la orientación de lactancia materna, muy
necesario en mi caso por ser primeriza. En este país es prioridad que la madre
pueda amamantar a su hijo. Me prestaron un extractor de leche eléctrico que
pudo facilitar el trabajo, al menos por un mes me sirvió de mucho.
Pase dos días en el hospital, me dieron de alta
rápido pero mi bebé tuvo que quedarse, fue muy duro dejarlo e irme a casa.
Pasadas las dos semanas y antes de darlo de alta, debimos hacer varios talleres
en el hospital, uno fue de primeros auxilios en caso de alguna emergencia, nos
enseñaron a mi esposo y a mi qué hacer ante situaciones imprevistas. El otro
taller que debimos hacer antes de que dieran la orden de salida del bebé, fue
la explicación de cómo usar la silla porta bebé, le hicieron unas pruebas a él
dentro del porta bebé y lo dejaron listo para cuando llegara el momento de
llevarlo a casa.
Reitero mis palabras de agradecimiento con el
trato recibido en el hospital, a mi casa llegaron encuestas para preguntar
sobre cómo fue mi experiencia en el Winnie
Palmer, y sin dudar diría una y otra vez que la atención fue excelente.
Comparaciones que hacen la diferencia
Cualquiera dirá que es engorroso todo lo que
expliqué, ¡qué proceso! Claro a mí también me pareció todo un proceso. Venimos
de un país donde las madres salen con sus hijos de los hospitales o clínicas
entre brazos y se montan en sus carros en el asiento de copiloto, no colocan a
sus hijos en el porta bebés, y en el peor de los casos la mujer recién dada a
luz se traslada en moto con la criatura. Se comenten muchas imprudencias y se
olvidan de los riesgos a los que se exponen.
Del trato recibido en los hospitales o clínicas
venezolanas ¡hay tanto que decir! Seguro la mística es igual porque hay muchas
enfermeras y médicos que pese a la situación actual trabajan con el corazón y
las uñas, dan el cien por ciento a una población que los necesita y que les
pide a gritos ¡No nos abandonen! ¿Pero en qué condiciones deben trabajar?
Seguro que en las peores. Que alguien me diga qué hospital está funcionando
bien, qué hospital está dotado con los insumos necesarios para recibir y
atender como se merece a cada ser humano que ingresa por determinada situación.
Es triste que te confirmen las muertes de neonatos porque una falla eléctrica o
apagón dejo de ofrecerle lo que necesitaban. Cuando sé que ocurre esto en mi
país, agradezco a Dios que mi hijo nació aquí y también le pido a Dios que
proteja a tantos seres inocentes que sufren por culpa de una dictadura nefasta.
Sobre los programas de ayuda a la mujer
embarazada, las becas o bonos que el gobierno venezolano ofrece: la misión niño
Jesús, misión hijos de mi pueblo, ¿funcionan? ¿Es para todas o solo para las
que tienen el carnet de la patria? ¡Que cinismo tan grande señores! Cuando les
hablé del programa WIC no les dije que a mi hijo le dan diez latas de formula
al mes. ¿Cuántas latas de leche les da el gobierno venezolano a las madres? ¡Qué
calvario están padeciendo las mujeres que por determinada razón no pueden darles
leche materna a sus bebés! A las farmacias llegan pocas fórmulas por no decir
que no llegan. Si bien es cierto que ha prevalecido la lactancia materna, que
es lo ideal, hay casos especiales donde la madre no logra alimentar a su bebé y
fórmulas no hay. Tampoco podemos olvidar la terrible crisis humanitaria que
azota a mi país, las personas que aún pueden alimentarse no lo están haciendo
de forma correcta y balanceada, en Venezuela se come lo que se puede y lo que
se consiga y, aunque la leche materna es lo mejor para el bebé ¿Qué tantos
nutrientes, a un bebé recién nacido, puede aportar una mujer que apenas come?
En cuanto a los costos de un parto o cesárea en
una clínica de Venezuela, pues les cuento que hasta en moneda extranjera puede
cancelar, ya eso no me sorprende porque escuchaba que lo estaban haciendo, pero
toco vivirlo de cerca con un familiar y los 150 dólares se cambiaron en
bolívares y prefirieron pagar así. Por cierto, hubo que pagar la mitad en el
momento que ingreso la mujer al centro de salud, de lo contrario debía irse a
un hospital, en mi caso empecé a pagar la cuota al mes que parí.
¿Se fijan las consecuencias de no escribir con
frecuencia? ¡Ya me encadené! Lo siento ¡Es que hay muchas cosas que decir! Muchas
que me inquietan y sin importar si le gusta o no a algunas personas lo que
escriba, lo que interesa es que diga lo que me preocupa y, la verdad, me
preocupa mi Venezuela, mi gente que sobrevive en el mejor país del mundo.
Dejare esto hasta aquí, pero les prometo que
escribiré muy pronto. Me encantaría saber de la experiencia de otras
venezolanas que les ha tocado dar a luz en otro país, sería muy interesante
leerlas.
Gracias, reportó para ustedes LA MAMÁ DE IZAN,
ADRIANA HENRÍQUEZ, DESDE ORLANDO, FLORIDA. SERÁ HASTA LA PRÓXIMA.
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